Dra. Miroslava Ramírez Sánchez

Pudiera parecer increíble, pero a pesar de estar rodeados de mucha tecnología y mayores fuentes de información y apoyos, los niños de hoy parecen más susceptibles y frágiles ante los conflictos que les toca enfrentar en comparación con otras generaciones anteriores.

Cuando hablamos de “traumas” es común decir cosas como “pobrecito, lo que le tocó vivir, o qué desdichado”; también es común pensar en esas personas con compasión y asociar el hecho traumático  con sufrimiento y devastación irreversible, por lo cual muchos padres educan a sus hijos con patrones de crianza que los alejen de ese pesar y ese dolor.

Sin embargo esos pensamientos suelen ser imaginarios, alejados de una realidad y llevados a la exageración y al caos, pues los pequeños que han sufrido mucho generalmente no se estancan en ese estado y transitan el dolor si sus padres o tutores han tenido confianza en su capacidad para salir adelante mirando en el dolor una oportunidad para templarse y lograr vencer los obstáculos. No así aquellos padres que intentan facilitar a toda costa la vida de sus hijos para apartarlos del esfuerzo diciendo cosas como “mi hijo no carecerá de lo que a mí me faltó”. Esta clase de pensamiento hace que se inhiba una actitud positiva en el niño que lo exhorta a asumir el desafío (claro sin ponerse en riesgo inminente) de tareas acordes a su edad y capacidad física y emocional. 

Hoy te comparto estrategias que pueden evitar que críes a tu hijo con fragilidad y que más bien lo impulses a la fortaleza interna para prepararlo en la autonomía y la independencia para cuando tú no estés ahí a su lado, él o ella puedan tomar las mejores decisiones y saltar las trampas que la vida le presente.

Evita librarlo del síndrome del “sentidito”, aquel en donde te ofendes ante un comentario o te alejas de quienes tienen un punto de vista diferente al tuyo. Enséñales a entender la crítica como una oportunidad para mirarse desde los ojos del otro y no como algo ofensivo, sin que necesariamente hagas tuyo aquel comentario.

Apóyalo a tener un sentido de realidad acorde a su edad y a irse situando de manera consciente al lugar y condiciones en las que se encuentra sin inventarse pensamientos mágicos, ni fantasear con lo que no se es y no se tiene.

Dale ejercicios para aumentar su capacidad para esperar. Dile cosas como “dame tiempo para pensar lo que pides” o “déjame revisarlo y te aviso mañana” o “creo que necesitaré más tiempo para aterrizar ese plan”.  La generación de hoy no sabe esperar, lo quieren todo rápido y no logran hacer coincidir su pensar con su actuar, por lo cual procesan tarde las consecuencias de sus actos y urgen todo mostrándose aburridos todo el tiempo o intolerantes a la frustración que les genera  enseñar a los mayores usos tecnológicos que los jóvenes ya manejan con destreza.

Acompáñalos (en vez de exigirles) a tomar decisiones y déjalos equivocarse. Cada error es corregible y es un avance hacia su madurez e independencia. No elijas por él, no vayas delante de esperando que no pierda o que no se decepcione, dale la oportunidad de desarrollar su propia identidad que le permita ver la vida como es y no como te gustaría que fuera.

Si aprendes a estar ahí para cuando él quiera hablar de lo sucedido tal vez le sirva de motivación para volver a intentarlo ahora con una nueva estrategia y más determinación, y por qué no, usando un tanto el sentido del humor para que aprenda a reírse de sus propios fallos para así construir seguridad personal y una sana autoestima.  

En el niño frágil que muchos padres crían hay un adulto incapaz para sobreponerse, un adulto que se deprime o se rinde con facilidad. Para enseñarle a tu hijo a no ser fragilito no es necesario que lo amenaces ni violentes, sino que lo lleves con los consejos que hoy te di para que logre autorregularse.  Tú no eres eterno y no debes ser indispensable en su vida para que logre el éxito. Siempre recuerda que tus hijos aprenden de lo que ven y no de lo que les cuentas ¿ya valoraste que tan frágil eres tú?

Mi sitio web: www.miroslavaramirez.com

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