Dra. Miroslava Ramírez Sánchez

A propósito del año que ha comenzado y con todas las intenciones que nos planteamos siempre al inicio de un ciclo, puede que estés pensando en dar impulso a tu profesión o prospectando nuevas y mejores maneras de posicionarte en un mundo cada vez más competitivo. Ahora podrás replantearte esas ideas y construir tus propios “cómos”. Durante décadas se ha hablado de diversas formas para posicionarse profesionalmente, pero hoy sabemos que no basta con ser popular en las redes si no eres auténtico y tenaz, no basta con tener decenas de seguidores cuando en el momento de la verdad eres un fiasco (a menos que la meta sea mantenerte vigente solo por un breve lapso). Alcanzar el prestigio profesional implica atender cuatro dimensiones indispensables.

  1. Destacar en tu irrepetibilidad.  Desarrollando proyectos creativos que te hagan dimensionar tu singularidad. Si bien nadie es indispensable, si somos únicos. Muchos pueden hacer lo que tú haces pero no todos pueden hacerlo como tú lo haces.
  2. Trascender en tus alcances. Trazar metas que no se agoten y que sean dignas de reconocimiento interno y externo. Superar tus fronteras.
  3. Independencia. Ser capaz de valerte de tu propia autonomía sin precisar del impulso del otro como condicionante para tu propio crecimiento. Autodominio del control de tu vida.
  4. Inteligencia emocional. Habilidad para trabajar en equipo y construir redes sociales sólidas y perdurables que te conecten con “la persona” no con lo que sabe hacer únicamente. Entender sus sentimientos, valorar sus habilidades y sopesar sus debilidades.

Muchas veces nos salta a la vista ver a algunos colegas alcanzar la fama y el prestigio, mientras que otros mejor calificados se rezagan en el anonimato o el fracaso, ¿de qué dependerá éste revés? El ser poco conocido en un círculo profesional habla por sí sólo de estar carente de atributos que permitan un despliegue de habilidades profesionales, lo cual te hace poco apetecible a los ojos de una sociedad demandante de servicios de calidad científica y necesitada de resultados rápidos, visibles y trascendentes, (no mágicos ni chamanezcos).

También podrías hacer como muchos que se pasan la vida “copiando” lo que otros hacen en vez de generar sus propios logros, la envida los cega en tal magnitud que invierten más tiempo vigilando secretamente la actividad profesional del otro, criticando todo pues carecen del valor para intentar hacer algo propio. Jugando al espionaje se la pasan siguiendo tus pasos incluso usando descaradamente tu nombre para abrirse camino en la  brecha que ellos no han abierto. Esto habla de estar lejos de construir su prestigio profesional, pues éste se construye a través de la autenticidad, de la lealtad, de la generosidad, de la asertividad para actuar y de la capacidad para probar que lo que haces realmente sirve y es ético.

Un profesional se vuelve “invisible”cuando carece de interés por su propia área, por el contrario, aquel que se apasiona por su especialidad aprende todo y constantemente acerca de lo que “vende” por lo tanto se le ve involucrado con entusiasmo en círculos o redes con otros especialistas igualmente inquietos y prestigiosos. Vivir culpándose (a veces secretamente)de un error profesional del pasado puede ser el ancla que impide tu buen desempeño profesional, en ese caso, decidir usar el fracaso como un camino hacia el éxito puede ser liberador de nuevas destrezas.

Cuando nos encontramos en el camino de edificar el prestigio profesional es indispensable ser innovadores y aportar a la sociedad a través de la difusión de nuestro quehacer de especialidad y ponerlo al servicio del otro para su uso y conocimiento en conferencias, publicaciones o congresos en donde además podemos medir nuestros alcances con otros profesionales competentes, cuidando nuestros logros con legitimidad y honestidad. La gente exitosa siempre busca la oportunidad de servir a los demás, la gente que fracasa siempre se pregunta ¿y yo qué gano?

Cuando se és un profesional capaz, pero un ser humano descortés o engreído, falto de gentileza y carente de un trato amable, se va en el camino de la egodistonía y nos alejamos de ese prestigio anhelado, pues la congruencia entre las buenas maneras y la educación son evidentes y dan esa confianza que hace permanecer en el gusto de las personas y ser alcanzados por su simpatía al elegirnos como su opción profesional.

Pensar que por una racha de éxito laboral hemos alcanzado la cúspide es una de esas manías de aquellos que se inician en el desarrollo profesional, nunca pienses que has aprendido lo suficiente como para dejar de estudiar y/o aprender. Cuando crees que lo sabes todo, empiezas a morir en vida.

Toda persona sana tiene como máxima aspiración alcanzar el éxito personal y profesional, pero ¿qué rutas  pueden aumentar la probabilidad de lograrlo?

  1. Limpia tu mente del “no puedo”.
  2. Ser humilde y reconocer que nunca se domina todo.
  3. Cuando percibas la envidia de los demás, elige pensar que eres su inspiración. De esta forma convertirás la mala vibra en bendiciones.
  4. Soñar con tener éxito te impide trabajar en ello, mejor actúa.
  5. Nunca olvides agradecer a quien te apoyo y te dio impulso.
  6. Evita asumir más de lo que puedes solo por ocupar un espacio,sé responsable del cumplimiento de tus horarios o del seguimiento de tus casos.
  7. Prepara tus clases, supervisa tu propio trabajo.
  8. Cultiva las relaciones interpersonales incondicionales y no solo las  laborales.
  9. Innova, siempre hay algo más por proponer, mucho por sorprender.
  10. Reconoce abiertamente el trabajo de aquellos a quienes sigues. Encontrar modelos a seguir es inspirador. No envidies, critiques, ni degrades, mejor admira.

 

Comentarios a la autora:

psicologa.miroslavaramirez@yahoo.com

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