Dra. Miroslava Ramírez Sánchez*
Romper el derecho de exclusividad es ser infiel. Hoy en día existen múltiples y novedosas maneras de serlo a veces sin darse cuenta, como por ejemplo la infidelidad cibernética, que consiste en brindar más tiempo y atención al uso de redes sociales como Facebook o Twitter, llegando a una infidelidad consumada al permitir la entrada de un tercero con el que se comparten aspectos íntimos y una comunicación más frecuente y más profunda.
Cada caso de infidelidad atendido en el consultorio tiene sus propios orígenes, según la dinámica de la propia pareja y existen cantidad de motivos por los cuales alguno de los miembros puede atreverse a abrir las peligrosas compuertas del engaño, pero hay una constante que origina el desliz entre toda esa diversidad: La insatisfacción personal.
Muchas veces al desconocer cómo funcionamos generamos la propia pérdida de control ante ciertas situaciones y al no contar con ese autodominio, es imposible poner límites en el momento indicado, como por ejemplo, identificar que eres fácilmente vulnerable a la seducción de un tercero, puede hacerte creer que es divertido continuar con el juego del “me gustas y te gusto”.
Otra de la razones que te llevan a la infidelidad es el no encargarte de tus conflictos individuales y dejar que ellos crezcan a nivel de la pareja, a veces te puede resultar más fácil culpar al otro, que reconocer que has dejado de alimentar tu relación.
Aunque la infidelidad suele atribuirse a la falta de afinidad sexual, también es común que te alejes de tu pareja emocionalmente, es decir, has dejado de mirarlo y de decirle lo que significa para ti, evitas conocerlo más día con día o dejas de reconocerle lo que hace bien o lo que hace por ti.
La falta de comunicación verbal y no verbal están entre las detonadores más frecuentes de infidelidades, le sigue la monotonía, el distanciamiento emocional, que a veces es ya en un divorcio en donde ambos ignoran la vida del otro y no se interesan por los proyectos, ni por los logros o contratiempos de la pareja.
El no sentirse suficientemente valorado puede dar pie a que, ante el mínimo indicio de ser reconocido o admirado por un tercero, se genere una conexión producida por la necesidad satisfecha que puede confundirse con enamoramiento. Por desgracia, en muchas ocasiones, la secuencia de hechos genera que el cónyuge contra-ataque e inicie una relación con alguien más solo por despecho, las mujeres suelen ser infieles para buscar revancha con más frecuencia que los hombres.
La infidelidad en la pareja puede ser una gran desgracia en donde te abraces al dolor irremediablemente o puedes convertir esa crisis en una oportunidad para mirar las áreas conflictivas de tu relación que antes no veías y así dar paso a resolver conjuntamente la parte enferma de la misma. En el peor de los escenarios, podrías comenzar el duelo de una disolución pacífica al darte cuenta que no existen recursos afectivos para seguir adelante. Todo ello facilitado por un experto que te acompañe profesionalmente a evitar anclarte a una situación interminable y agotadora.
Aunque la infidelidad –en algunas personas genéticamente vulnerables- puede tener un origen más biológico que psicológico, nadie está exento de enfrentar una infidelidad de cualquiera de los tipos antes mencionados, no existen garantías que aseguren derechos de exclusividad en un medio biopsicosocial, una infidelidad no se evita, se previene. He aquí algunos tips para lograrlo:
- Trabaja arduamente en mejorar tu seguridad personal todos los días
- Actualiza tu repertorio de fuentes de satisfacción personal
- Ejercita tu cuerpo y cuídalo para mantenerte mentalmente equilibrado
- No des por hecho que tu pareja NUNCA te será infiel y trabaja en la reconquista diaria.
- Desempolva tus pasiones, no solo la sexual.
- Evita la rutina en tu vida personal y busca opciones para sacudirte lo habitual.
- No permitas ni propicies el alejamiento emocional. Hazte presente manifestando tus emociones positivas hacia el otro.
- Evita ser posesivo y asfixiante. Despídete de la idea de que el otro te pertenece.
- Genérate menos estrés y menos fatiga con una mayor y mejor organización de tu tiempo.
- Prográmate para estar a solas con tu pareja
- Abandona la fantasía de que el otro te haga feliz.
- Nunca olvides contactar con tu espíritu, busca un asesor espiritual.
“No existen parejas felices, sino personas felices que hacen pareja”
Comentarios: psicologa.miroslavaramirez@yahoo.com