Dra. Miroslava Ramírez Sánchez

Aceptación, silencio interior, reconciliación, renacer, amor incondicional, son algunas de las actitudes humanas presentes de manera consciente o inconsciente en Semana Santa que hoy me sirven de fuente de inspiración para llevar hasta mis lectores un mensaje de bienestar emocional y tomar la oportunidad de psicohigienizarse.   

Para muchas personas, los días Santos que comprenden los tres días en los que se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús representan una serie de sentimientos asociados a la tristeza, a la culpa y a la vez a la esperanza renovadora. Son días en los que se puede uno acercar a nutrirse de mensajes cargados de significado, porque aunque cada año se desarrollan los mismos actos litúrgicos, y los mismos rituales y tradiciones,  es real y es posible encarnar sentimientos y reflexiones más allá de lo religioso en lo psicológico: nuevas tomas de conciencia que te recuerdan de esas virtudes humanas que has olvidado usar, o esas ideas más llenas de espiritualidad que te acercan a una humanización más plena y positiva que te actualiza a quién eres y con qué cuentas hoy.

Decidir vivir de manera consciente estos días puede ser un propulsor de tu motivación, logrando tener presentes ciertas “pistas” para no solo rediseñarte sino aportarle el sentido a nuestra vida, logrando hacer y sentirte mejor basándote en la historia de vida de un ser inspirador para cualquiera que desea bienestar y que requiere de un modelo para lograrlo: Jesús.

Hoy te presento un ejercicio psicológico basado en reflexiones concretas que se viven en estos días de espiritualidad y que puedes aprovechar para tu desarrollo y auto motivación.

  1. Recibir y dar amor: para ser un punto de eje de amor incondicional bríndate mentalmente imágenes de bondad y busca en ti sentimientos de amor que hayas disfrutado en tu vida y que se localicen dentro tuyo en forma de sensaciones. Después redirige esas sensaciones hacia tus seres amados en todo tu círculo vital. “Amaos los unos a los otros como yo los he amado”.
  2. Aceptación: que es el permiso interno que te das para lograr afrontar cualquier situación y aceptarte a ti mismo logrando ser tolerante también ante las adversidades de la vida. “No se haga mi voluntad sino la tuya”.
  3. Reconciliación: una forma de concordia, de hacer las paces, que no es otra cosa que una generosa felicidad compartida, la capacidad para acompañar al otro en su dolor, en su penitencia como una expresión de empatía con alguien a quien se quiere con el corazón.
  4. Renacer: El dolor como un medio que conduce al cambio, a la ruptura de la zona de confort. La victoria sobre la muerte y una llamada a renovarnos a crecer a partir de la crisis, emergiendo más maduros, más sólidos y templados después de cada crisis.

Todos renacemos de alguna forma cada mañana, como lo que sucede todos los días desde que amanece hasta que anochece, después de cada día laboral vivimos una “mini vida” con diferentes experiencias de diferente intensidad, después dormimos –morimos a ese día- y al despertar se abre un nuevo espacio pleno de oportunidades, posibilidades y maravillas que serán milagros que podemos lograr ver y vivir.

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